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martes, mayo 17, 2011

A ritmo de Bossa Nova

En los años 50 el jazz imperaba y era de gran influencia para el surgimiento de nuevos géneros musicales. En Brasil, un grupo de estudiantes y músicos de clase media procedentes de Copacabana e Ipanema, en los barrios de Rio de Janeiro, combinaron la samba con el jazz, haciendo que la samba; un género movido, ardiente, callejero, público y ferviente redujera su fuerza melódica para llevarlo hasta espacios más reducidos y disfrutarlo tranquila y relajadamente. A esto se lo nombró Bossa Nova.

Joao Gilberto y Tom Jobim son considerados los padres de este género, aunque se le atribuye una influencia muy importante y marcada al músico Dorival Caymmi.




De la mano de estos músicos (Jobim, Gilberto) surgió el género con canciones como "Insensatez" "Desafinado" y la primera canción registrada del género: "Chega de Saudade" con arreglos de los músicos y la voz de Vinicius de Moraes. Cabe decir que Giberto, De Moraes y Jobim trabajaron juntos en la creación de muchos de los temas clásicos del bossa nova.

De entre estos temas que conducieron al bossa nova a un género tremendamente popular en Brasil se encuentra su hit, este es "Garota de Ipanema" la cual se considera la canción más conocida del género.

El bossa nova fue conocido posteriormente a nivel Internacional, como es el caso del estreno de la película Orfeo Negro, un film italo franco brasileño que ayudó a propagar el bossa nova con los temas "A felicidade" y "Manhã de Carnaval", que llegarían a ser clásicos de bossa nova y jazz. Por su parte, Stan Getz, un saxofonista de jazz estadounidense también fue de vital importancia para la propagación del género a nivel internacional, entre algunos trabajos hecho con músicos brasileños está la versión de "Garota de Ipanema", versión que también popularizó en estados Unidos el dúo Jobim - Sinatra.


El bossa nova marcó ampliamente la música popular brasileña, llevando a muchos músicos del país a ser conocidos ampliamente a nivel internacional e influir la música de otros países, reconociendo este género como de vital importancia en la música latina del siglo XX.

Ya sea con la historia de una chica procediente de Ipanema, del vaivén de las relaciones amorosas o hasta del simple caminar de un pato el bossa nova mantiene un estilo que está enriquecido en lo más simple de su interpretación con melodías sutiles pero llenas de armonía dignas de ser escuchadas y apreciadas.



miércoles, mayo 04, 2011

El arte de hacer música en nuestros tiempos

Es un hecho que gracias al continuo desarrollo de la música se aprecien cada vez más nuevos géneros. Sin embargo, la tendencia a dejar de lado el arte y llevarlo al puro marketing ha abierto una grieta entre la música y su fin: expresar una idea/sentimiento.

Puede que sea un punto de vista muy subjetivo, pero en la actualidad estamos invadidos de artistas y bandas que son parte del consumismo, víctimas de la mercadotecnia que dejan de lado su deseo por comunicar algo al mundo envuelto en melodías.

“Pobre Duende”, del grupo argentino Babasónicos, expresa una contundente crítica basada en la analogía de un cisne (las nuevas tendencias musicales) y el duende (rock, vieja escuela) y de cómo la primera ha "devorado" a la segunda.
Para los adeptos del rock n' roll es penoso que estas nuevas tendencias musicales de corte mercantil sea lo que impere en la actualidad, ya que como todo avance, se espera que sea mejor o mantenga las cualidades y estándares excepcionales de su predecesor.

Sin embargo, esto no se presenta de esta manera, ya que los ideales, el pensamiento, los puntos de vista y el sentimiento que se transmitían en antaño se han desvanecido de a poco con el paso del tiempo y tristemente sólo nos quedamos con el recuerdo vago de las leyendas que una vez mostraron a la humanidad por qué la música es el arte popular más importante del mundo.

“Pobre duende”, de Babasónicos, nos muestra la realidad personificada en un cisne tranquilo, hermoso como lo ficticio y blanco como la pureza, pero no más que eso... quizás una figura efímera de las apariencias en las cuales está sumida la sociedad conformista, envuelta en las apariencias como un rostro maquillado que esconde las imperfecciones de la piel. Mientras que el duende, ese ser mitológico, travieso, inquieto, acechador que mira con desdén esta realidad quiere transformarla, pero se ve abatido por aquellos que conforman el presente y lo desechan al triste pasado, donde una vez fue aclamado.

La música no tendría por qué ser un símbolo de marketing extremista. Si bien es cierto es un negocio como muchos, debe guardar en sí su esencia artística, porque, aunque popular, es un arte que sirve para manifestar nuestra subjetividad, siendo esta la vía más preferida por los humanos para expresarnos libremente y sin ataduras.

Tal vez a esta época le falte un poco de aquellos inconformistas de la vieja escuela, esos quienes a pesar de ser callados a tiros se pronunciaban tal cual. Aquellos que con inspiradas líricas honestas dejaron un legado imborrable para la historia de la música, quizá en estos tiempos nos falten los "agitadores de un medio conservador".